Guido Massri,
Facundo Espinosa,
Enrique Dumont,
Alicia Zanca,
Diego Spíndola,
Horacio Peña,
Ingrid Pelicori.
Carlos Martínez.
Carlos Martínez
Héctor Vilche
En el pabellòn Uno estaban los montoneros, y en el Dos los del Erp, entre èstos últimos, los civiles ya juzgados bajo el gobierno peronista por el asalto a Sanidad en 1973 y otras causas. Es decir, presos legales a los que se sumarían unos cuántos subversivos en dichos penales donde se hicieron torturas, fusilamientos,simulacros de fuga y permisos de salida seguidos de "desaparición" y de algo peor: el secuestro y desaparición de familiares de los "sospechosos" de los parientes presos (a uno de ellos,le mataron la madre, la esposa y los dos hermanos).
Pero la campaña exterior igual tuvo sus frutos, cuando "The New York Times" y "Le Monde" publicaron listas completas de detenidos, y la OEA se vió obligada a interceder, salvando la vida de unos cuántos que no se le encontraron pruebas.
El film refiere todo èsto, ambientándolo en el propio lugar de los hechos (hoy Pabellón Universitario, para presos que estudian). el tono general no es truculento, como pudiera temerse, sino más bien discreto, como un docudrama de los sucesos del 78, como para que el público general, incluso escolar, pueda soportar lo que allí se muestra con mucha crudeza.
La idea es respetable, aunque deja afuera la posibilidad de escenificar algunos episodios seguramente muy cinematográficos, como el que protagonizó lo propio que según cuentan sus captores, una noche recibió tres balazos a quemarropa (cuello, cabeza y estómago) y siguió tranquilo, causando tal asombro en los fusiladores que ellos mismos terminaron llevándolo al hospital Fernández.
La obra no hace agregados de actualidad política ni en su desenlace, cuàndo vemos el registro documental de la condena a cadena perpetua a los jefes de la Unidad Penitenciaria en aquella época y a dos de los torturadores, en un juicio donde también recibieron condena otros doce acusados aún convencidos (y cuàndo uno de ellos, de anteojos oscuros, entra al juzgado haciendo la V de la victoria).
A pesar de ciertos altibajos en lo que hace a aspectos de la narración, el film de Carlos Martínez mantiene una coherencia interna y suma tensiones en el avance progresivo de los hechos, tanto en lo que respecta a la convivencia en la cárcel como fuera de ella con los familiares o de las estrategias visibles de una realidad que nadie se atrevía a cuestionar, en un pacto de silencio y impunidad. También, en carácter de extras, estuvieron varios presos comunes que hoy habitan un lugar en la sociedad con menos preocupaciones que sus antecesores.
Condenados trailer - 2' 29" -from EstudioA on Vimeo.