sábado, 21 de febrero de 2009

"El luchador"

El luchador (The Wrestler) no podía ser menos al considerarse un film semidocumental realista por las influencias del cine norteamericano de la década del 80 que tienen los clásicos melodramas del boxeo en Hollywood y que se cuentan a millares con finales trágicos.
Aquí la historia de "Randy" Ran Robinson un profesional luchador de catch después de una época de gloria, veinte años después trata de recuperar su gloria en su periódo de decadencia por la que está pasando, luchando para mantener su fama que le permita sobrevivir a la vez trabajando en un supermercado con atención a clientes y vivir deambulando en un trailer que tiene solo para dormir.
Olvidado por sus hija que no lo tolera, se relaciona con con una cover girl stripper Cassidy (Marisa Tomei) que lo atiende en sus momentos depresivos y conflictivos.
La lucha de Randy (el carnero) es tan depresiva para él como cruel y violenta en el ring, de un hombre que vive de su fama y que quedó solo en su vida, hace contacto con su vida real con la ficción de Mickey Rourke.
Su personaje es tierno, sensible de un luchador que puede ser candidato al Oscar ya que el film ganó el León de Oro en Venecia por su actuación.
Randy tiene presencia decisiva no solo por su desempeño en la lucha libre en el ring sino por la carga emocional que tiene su imágen pública con una historia llena de sinceridad y fuerza expresiva con momentos conmovedores.
Ésto es Randy con sus tatuajes, rostro desfigurado por los golpes en el ring como en la vida misma, conservado por esteroides, tinturas, drogas y cama solar para aparentar un titán de lucha en su templo de decadencia, conflictuado en su solitaria vida que se expone por un puñadito de dólares en combates coreografados previamente con sus adversarios en los camarines para hacer el gran show.
Randy está frente a situaciones límites que tiene que superar y también lucha buscando su segunda oportunidad en reencontrarse con su hija con sus marcas de retrato en su rostro desgastado de otras épocas de apogeo, pero quién lo comprende es la bailarina stripper y madre soltera que le tiende una mano a un extenuado campeón desvencijado por el ambiente de los gimnasios y entretelones de la lucha libre en los suburbios de Nueva Jersey.
Darren Aronofsky dirige un film de características extremas (Pi, Requiem para un sueño, La fuente de la vida) un realizador de 39 años de Brooklyn que apuesta a films no convencionales que no satisfacen al público promedio de hollywood, sino a más exigentes como aquellos que consiguen sufrir en el ring en carne propia con golpes fuertes y ver un hombre que la vida le devuelve lo que él dió en sus peleas, la búsqueda de su fama por su público que lo glorificó.
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