sábado, 21 de julio de 2018

El Sueño cumplido 60 Aniversario del DAC, Directores Argentinos Cinematográficos 2018



DAC cumple 60 años a toda máquina, haciendo realidad el sueño de sus legendarios fundadores. Hoy a través de su representación, más de 1.200 directoras y directores reciben con puntualidad y transparencia sus derechos como autores audiovisuales. Su sede, la Casa del Director Audiovisual, es magnífica prueba de todo lo logrado.  Su acción social brinda múltiples beneficios a sus asociados; su Centro de Extensión Profesional ofrece capacitación exclusiva, permanente y gratuita; su Sala MARIO SOFFICI cuenta con el sistema de proyección 4K más avanzado de Latinoamérica; su PLAN RECUPERAR completará con financiación propia este año la restauración de 100 títulos del cine clásico argentino; sus propios medios gráficos y electrónicos cubren e informan por sí mismos toda la actividad audiovisual; su continua muestra itinerante de películas nacionales recorre el mundo,  apoyando decisivamente la creación de otras sociedades colegas en Latinoamérica.


DAC ha avanzando y transformando cada día en futuro su presente, con la mirada puesta en los nuevos creadores, acorde a la permanente innovación de un mundo que no se detiene creciendo vertiginosamente a través de las múltiples pantallas que se nutren de los contenidos audiovisuales realizados. Contenidos que con diversidad absoluta reflejan la identidad de la Argentina en su propio desarrollo.


Su sede, la Casa del director Audiovisual, con cada una de sus confortables y modernas comodidades, es la muestra fehaciente de todo lo alcanzado y un magnífico anticipo de los logros venideros.
Un colectivo en continuo crecimiento, integrado por más de 1.200 directoras y directores de ficción y documental, video clips, cine y televisión, reciben representados por DAC, los derechos que sus obras audiovisuales generan en la argentina y en el mundo.


Mientras Brasil se acerca ya a la esperada inclusión de guionistas y directores en su ley de propiedad intelectual, esta labor ha obtenido ya contundentes resultados con la sanción de leyes de autor audiovisual en Chile y Colombia, extendiendo por la región los derechos a una remuneración justa para los creadores.
Se alcanzan y concretan de esta forma, gracias a las comisiones directivas que en estos años han hecho fuerte a la entidad,  objetivos que tal vez incluso hasta superan los soñados por aquellos pioneros que como Fernando Ayala, Hugo del Carril, Lucas Demare, René Mujica, Leopoldo Torre Nilsson o Mario Soffici, fundaron Directores Argentinos Cinematográficos para defender, proteger y asegurar todos  los derechos que su obra reclamaba.

martes, 17 de julio de 2018

Tributo a Billy Wilder; con Una Eva y dos Adanes


En 1959, el realizador Billy Wilder estrenaba el film - basado en el largometraje francés de Richard Pottier, Fanfare d'amour, y co-escrito por su gran colaborador, I.A.L. Diamond - y, como era habitual en su obra, ponía de relieve temáticas subversivas para la época, desde la relectura del cine de gángsters de la década del 30, hasta la sexualidad explorada desde todos sus ángulos (como la reivindicación feminista y cierta burla de la masculinidad). Tony Curtis y Jack Lemmon interpretaban a Joe y Jerry, dos músicos que son testigos de una masacre mafiosa y que, para evitar ser asesinados, se suman a una banda de mujeres para realizar unos conciertos en un hotel de Miami, caracterizados como Josephine y Daphne. En ese grupo enteramente femenino conocen a Sugar Kane ( Marilyn Monroe ), esa mujer que como actriz combinaba seducción con ingenuidad como ninguna otra. Una Eva y dos Adanes se convirtió en un éxito inmediato, y propulsó la concepción de un musical alusivo titulado "Sugar", estrenado por primera vez en Broadway en 1972, y que también se repuso en 2002 con la actuación secundaria de Curtis en el papel de Osgood Fielding III, inmortalizado en la película por el hilarante Joe E. Brown. En nuestro país, Sugar Kane fue interpretada en las tablas por Susana Giménez, Griselda Siciliani y actualmente por Laura Fernández.


El realizador Billy Wilder respecto a Una Eva y dos Adanes, indudablemente una de la grandes comedias del cine y una de las más destacadas de su filmografía, fue una pesadilla para el director y sus protagonistas masculinos, quiénes combatían diariamente con la complejidad caprichosa de Marilyn, una mujer que podía enamorar a la cámara, pero que al mismo tiempo se sentía amenazada por ésta, y quién se recluía por miedo a equivocarse en sus parlamentos.
Una Eva y dos Adanes se cristaliza en ésa inolvidable línea de diálogo final concebida por su colega Diamond. El "nadie es perfecto" que lanza Osgood en el último plano nos está hablando de los personajes de Wilder, quiénes nunca terminan siendo lo que aparentan en la superficie ("nadie es tan bueno ni tan malo", aseveraba el cineasta) y quiénes enmarcados por ése espíritu de vodevil, propulsan tramas complejas que ocasionalmente se malinterpret(ab)an como simplistas. "Miss Monroe era informal, tenía que aparecer a las nueve en punto de la mañana y no llegaba hasta las cinco de la tarde. Llegaba y decía: "lo siento, me perdí cuándo venía al estudio". Pero cada vez que la veía, le perdonaba todo", subrayó el director, quién llegó a recurrir a métodos impensados para destrabar a una actriz atormentada, quién también se encontraba batallando con problemas personales, fruto de su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller.



Por otro lado, la actriz se encerraba en su camarín mientras Lemmon y Curtis la esperaban con los tacos puestos, para sobrevivir a una jornada de 59 tomas de una misma escena, a Marilyn también le costaba enunciar la pregunta "¿Dónde está el Bourbon?", para después continuar con ése mismo ciclo indefinidamente. "Ella tenía miedo de salir a filmar, le costaba enfrentarse con la cámara, creo que haber sido una estrella tan grande la terminó convirtiendo en una reclusa; en el fondo era infeliz, porque la habían lastimado mucho y le costaba confiar en los demás", contó Lemmon en una entrevista televisiva, en la que comparó a Marilyn con Marlon Brando, dos figuras que no podían poner un pie en la calle sin toparse con el asedio.

 

"Yo la quería mucho y nos llevábamos bien, pero nos enloquecía a los tres. Siempre pasaba lo mismo: llegaba tarde y, cuando se animaba a salir, de repente se arrepentía y nos insultaba. No había manera de hacerla volver al set. También tomaba vino, lo cual no ayudaba". Ése "toque Monroe" atraviesa todo el film. Sin embargo, una vez concluida la filmación, el comportamiento de Marilyn se había vuelto tan errático que decidieron no invitarla a la fiesta de fin de rodaje.


A 58 años del rodaje de ésta emblemática comedia, se puede ratificar una vez más la importancia de que, haya tenido a un capitán tan extraordinario como Wilder. El cineasta sorteó los problemas de Marilyn y el consecuente enojo del elenco, porque tenía un don para sacar sus películas adelante.
El vínculo entre Curtis y Monroe también fue un factor clave en la filmación de la comedia de Wilder. El propio Lemmon reconoció que tanto él como el director sabían manejar los vaivenes de la actriz con sus correspondientes mecanismos (él no dejaba que lo afecte, y Billy terminaba la jornada refugiado en la contención de su esposa), pero que con Curtis el panorama era muy distinto.


Según escribió Tony en sus memorias, él habría mantenido una relación amorosa con Marilyn antes del rodaje, y la actriz habría quedado embarazada. Según Curtis, Monroe se encerró en su camarín, y pidió que tanto él como su marido Miller entraran para hablar con ella. ¿El motivo? Comunicarles sus dudas respecto a quién era el verdadero padre del hijo que lamentablemente terminó perdiendo.
"Yo estaba aturdido. Simplemente me quedé ahí petrificado". Se hizo un silencio en la habitación y podía oír el ruido de las ruedas de los coches chirriando en el boulevard de Santa Mónica. "Acaba la película y sal de nuestras vidas", me dijo Miller. Lo miré un momento, y entonces la miré a ella. Estaba llorando. "Dale", dije, "eso lo puedo hacer". Me di la vuelta y me marché. "Me fui a mi camarín, cerré la puerta y la cerré con llave", detalló el actor, quién por entonces estaba casado con Janet Leigh en ése momento, embarazada de la hija de ambos, Jamie Lee Curtis.
El testimonio de Curtis, sin embargo, se contradice con el de Miller, quién dijo que "no había posibilidad" de que todo éso fuera cierto. Tres años después de la conclusión del rodaje, el 5 de agosto de 1962, Marilyn moría a los 36 años por una sobredosis de barbitúricos.
A diferencia de Wilder y Lemmon, el rodaje de Una Eva y dos Adanes no fue recordado por Curtis con la misma capacidad reflexiva de hecho, en una entrevista comparó la escena del besar a Marilyn con "besar a Hitler", para luego excusarse por la analogía.

Por: Milagros Amondaray de La Nación
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