jueves, 16 de junio de 2011

"Carlos", el terrorista más buscado...



"Carlos" de Olivier Assayas.
Guión: Olivier Assayas, Dan Franck y Daniel Leconte.
Fotografía: Yorick Le Saux.
Montaje: Luc Barnier y Marion Monnier.
Producción: Films en Stock y Egoli Tossell Film.
Coproducción Francoalemana 2010,color 35mm, duración 2h45
Elenco: Edgar Ramirez, Alexander Scheer, Nora Von Waldstatten, Ahmad Kaabour, Cristoph Bach y Rodney El-Haddad.

La historia de "Carlos" es de Ilich Ramírez Sánchez conocido también por su apodo de "El Chacal", un terrorista venezolano moderno con ideas revolucionarias que fue buscado durante dos décadas entre 1974 en Londres al asesinar a un hombre de negocios británico y que en 1994 fue arrestado en Kartum después de complicarse con la política internacional bajo varios seudónimos.
Mantuvo su figura central del terrorismo entre 1970/80 en el activismo palestino contratado como mercenario al servicio secreto del Medio Oriente donde formó su organización con apoyo de la URRS hasta finalizar la Guerra Fría.
Fué un personaje violento y contradictorio manipulador y manipulado desde su orígen cuando se conectaba con la organización francesa Septiembre Negro donde idealizó su propia locura revolucionaria y al final cuándo fuera relegado en el Sudán para ser protegido por la dictadura islámica termina siendo entregado a las autoridades francesas que lo buscaba por tres asesinatos y ser condenado en 1990 a cadena perpetua por sus actos terroristas. 
El film es una investigación documental histórica periodística  coguionada por su director Olivier Assayas con Daniel Leconte y Dan Franck, donde la actuación de Edgar Ramirez (Carlos) dramatiza un trabajo lleno de matices en las diferentes composiciónes de actitudes que tiene que sobrellevar en su vida en permanente acoso y persecución al estar involucrado en una serie de actividades desesperadas, en particular, un ataque del Ejército Rojo Japonés en la embajada francesa en La Haya. También hablaba de la revolución idolatrando al Che con sus amigas, frecuentaba restaurantes elegantes como un vástago de la burguesía venezolana. La película es buena en la locución artificial de la retórica radical, pero Sánchez siempre parece ser el héroe o villano como el mito revolucionario que quiso representar con su imponencia física-erótica y que el director aprovecha y no lo condena ni tampoco lo glorifica pero lo resalta cinematógraficamente en su película con una mirada alucinada y cautivante de su generación del 70 inspirada por su idealismo de la época con sus múltiples derivaciones que tenía la izquierda vinculada al terrorismo internacional en donde quedaron perdidos sus genuinos valores y los bien intencionados sueños de cambio.

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