martes, 17 de julio de 2007

"El día que nevó después de 89 años en un 9 de Julio del dia de la Independencia en Buenos Aires"


Los porteños que no viajaron al sur en Bariloche éste fin de semana largo de vacaciones de invierno, no necesitaron ver la nieve porqué la tuvieron en sus calles de Buenos Aires un 9 de julio de 2007 de aquél día de 1918 hace 89 años y en concidencia con el día del metereólogo se vió nevar y ellos explican que probablemente la leve nevada fué por el ingreso de aire de viento frío antártico a las 22 hs se cortó a -0,5º C con un centro de baja presión de la Cordillera, y como consecuencia justo en medio de una crisis energética dónde Bariloche quedó a oscuras durante 2 horas, como así los barrios porteños de Palermo por 3 hs y el conurbano bonaerense durante 2 horas con algunas restricciones y racionamiento de consumo a grandes empresas como usuarios, que éste país nunca padeció en su historia. Fué, claro, un fenómeno extremo, como otros que vienen registrándose sobre nuestro país y el mundo.
"Generalmente, la zona atlántica por la calidez térmica de sus aguas de los ríos, y la temperatura cercana al suelo es lo suficientemente elevada como para que no se forme nieve o para que la nieve o aguanieve o neviza se derrita antes de tocar el suelo. Pero ésto ayer no sucedió por ser una situación extrema cerca de los -0º C" y duró algunas horas por el aire de masa antártica que llegó más fría que otras veces, explicó a LA NACION Osvaldo Canziani, doctor en Meteorología y copresidente del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
Consultado sobre la posible relación entre el cambio climático global y la nevada de ayer sobre el área metropolitana, Canziani rechazó toda vinculación. "La causa fue simplemente el invierno, nada más. El cambio climático no cambió las estaciones", sostuvo entre risas.
No faltó alguien que dijo: " Cuándo flota, es nieve y si no permanece en el piso es aguanieve" para diferenciarlo de un debate que la mayoría de los porteños discuten si es realmente nieve, aguanieve o neviza, un subgénero de lo más húmedo que tiene Buenos Aires por motivo caracterìstico.
Lo que sucede es la frecuencia cada vez más de eventos climáticos que registran éstos fenómenos en el resto del país que son inusuales para algunas provincias junto a mayores sequías, inundaciones o nevadas que pueden tener alguna incidencia de cambio climático por el calentamiento global, ejemplificó Mario Núñez, director del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA), dependiente de la UBA e investigador del Conicet por ser cada vez el clima más dinámico y estamos alejándonos de los valores medios de los últimos 30 años, como un aumento de la temperatura media del planeta y el frío parece ser lo contrario.
Para aquellos sorprendidos madrugadores porteños, por los diarios del 22 de junio de 1918 quedó grabado en su memoria aquél manto blanco de nieve de 10 cm como tapiz sobre las estatuas de los monumentos en plazas y edificios de la ciudad con el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen, de críticas periodísticas que no movían en una línea del inescrutable rostro del líder radical que motivó ése evento ante el asombro de los curiosos sobre la media tarde de ése con nubarrones oscuros la nevada que cubrío durante 1 hora toda la ciudad y continuó toda la noche. La nevada había comenzado a media tarde de ese día, cuando el cielo se cubrió de nubarrones oscuros. En vez del temido granizo o de una lluvia torrencial, a las 15.30 empezaron a caer, sutiles primero, abrumadores después, los copos de nieve que cubrieron toda la ciudad. Una hora después, la nevada cesó. A las 20 comenzaría nuevamente, y seguiría toda la noche. Con el amanecer frío y soleado, los porteños ganaron la calle del manto blanco para jugar con la nieve haciendo muñecos que se iban diluyendo durante el resto del día, lo suficiente como para entrar en el historial de las estadísticas que que junto a otros eventos similares de menor importancia pasaron inadvertidos como ligeras neviscas que dieron un toque europeo que sus habitantes siempre han creido ver en ella. Para muchos turistas que también transitaban las calles céntricas de Buenos Aires a esa hora era una noche festivas y sentir mojarse con la pelusa de nieve tenía cierto encanto inusual que se deshacía al tocar el suelo, y una venezolana que paseaba por Florida no resistió la tentación de llamar a su familia en Caracas por el celular al grito de: ¡¡"estoy en Buenos Aires y está nevando"!!.
El día de la Independencia en el 2007 puso color blanco y frío con mucho entusiasmo popular para celebrar su 191º aniversario con desfile y bombos santiagueños que animaron a su paso la avenida de Mayo para finalizar con un caliente y apetitoso locro.
También la alegría generalizada de la nevada provocó su trágica contracara por las gélidas temperaturas con descesos a gente desprevenida en la calle al persistir en ella y para ello se formó una red solidaria de asistencia con abrigos y viandas de comida calientes.
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