martes, 19 de agosto de 2008

" La escafandra y la mariposa"; sobrevivir por la imaginación y la memoria.

Después que Julián Schnabel, un improvisado director haya experimentado como artista plástico y ahora lo hiciera con el cine como una vía de escape del arte con su dos primeros film, "Basquiat" sobre la experiencia de un artista que está cautivo por la droga y "Antes que anochesca" un film pretensioso y aburrido que describe la vida de un escritor cubano en su país, en la "Escafandra y la Mariposa" su estilo es dramático hasta el borde de la dolorosa incomunicación que se hace agobiante que le tocó en vida real, la tragedia al quedar cuadriplégico el periodista de 43 años Jean Dominique Bauby, dónde su cuerpo quedó inmovilizado por consecuencia de una paraplegia producida por una trombosis cerebrovascular.
La única comunicación que Bauby consigue está por el dictado al emplear su propio abecedario creado a base de movimientos de su párpado izquierdo como única alternativa de expresión a su terapeuta que lo asiste y entrenó. La crónica que vivió éste hombre en su desesperada lucha postrado en cama y posterior silla de ruedas en un hospital donde transcurre el relato es una lección solidaria para los médicos al revalorar la vida sobremanera mientras que el paciente se desvive por tentar escapar de su estado al sentirse encerrado psicológicamente en una escafandra que lo tiene prisionero por su propia conciencia y la imaginación de sus recuerdos conmovedores que relata una cámara subjetiva subliminal con su relato subconsciente en off.
Con una extraordinaria fotografía de Janusz Kamisnki (colaborador habitual de Spielberg desde "La Lista de Schindler"), el trabajo de Schnabel se convierte en lo mejor que tiene una película de una extrema sensibilidad,
El film consigue el testimorio de profundo dramatismo con la imágen que habla por sí sola y el lenguaje del actor Mathieu Amalric como un hallazgo conmovedor al tener que sortear todas las limitaciones de sus fantasías, alucinaciones y melancolía de sus recuerdos pasados que relaciona encerrado en su propio mundo sin más conección al mundo exterior que su terapeuta.
El compromiso que debe afrontar a su discapacidad será su dolorosa realidad llena de amargura al solo poder traducirlo con un simple parpadeo como única vía de comunicación, con la no menos admirable interpretación al convertirse en héroe de la subjetividad con una actuación estática y un solo movimiento de su ojo, el espectador siente respirar su angustia al revalorizar la vida.
El film se hace imprescindible ser visto por todos y también por los médicos al dignificar la profesión médica desde donde se pueden hacer sutiles lecturas más allá de los hechos cuando alude desmistificar la peregrinación religiosa a Lourdes o su libro escrito por el dictado a su terapeuta, al remarcar la venganza de la mujer por su distanciado trato antes de ser editado un mes después de morir.
e1000

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