sábado, 21 de mayo de 2011

"Piratas del Caribe 4"; navegando las aguas misteriosas

Después de la trilogía (La maldición del Perla Negra en 2003, El Cofre de la Muerte en 2006 y "En el fin del mundo" 2007) la saga de Piratas del Caribe creada por el productor Jerry Bruckheimer en 2003, en la cuarta versión "Navegando en aguas misteriosas" trae nuevamente el regreso del capitán Jack Sparrow encarnado por Johnny Deep como su propio show fílmico, y su entorno acompaña preparado para entretener al espectador sumado al personaje como el villano Barbanegra (Ian McShane) y Barbossa (Geoffrey Rush) de la convencional historia, el pirata que surca los mares acompañado con una bella y misteriosa Angélica (Penélope Cruz) que hace de las suyas con poco lucimiento, primero enredarse entre ellos para luego enfrentar los guardias reales buscando la fuente de la juventud. 
La trama explora la rivalidad naval entre Inglaterra y España; esa leyenda que persiguió hasta su muerte el conquistador Juan Ponce de León; de aquella distinción de conquista entre piratas y corsarios con patente autorizada por el rey.
En una mezcla de personajes históricos con ficticios, con una adecuada reconstrucción de la época cobran vida espectacular en 3D sin dejar que el espectador se distraiga con la presencia de sirenas, zombies y los poderes sobrenaturales de los golpes de la espada por doquier del "temible" Barbanegra.
En ésta oportunidad el director Rob Marshall siguió la línea de su antecesor, Gore Verbinski al permitir el lucimiento de los actores: Geoffrey Rush y Kevin McNally que acompañan a Depp de las anteriores películas y que aquí gestos y muecas del Capitán pueden llegar a la saturación con los muchos tics (saltitos al caminar o revoleo de ojos repetidos como caricatura) que pueden producir cierta fascinación sumada a la presencia de Penélope Cruz, Ian McShane, Richard Griffiths y Stephen Graham junto a Sam Caflin y Astrid Berges- Frisbey, con las divertidas apariciones de Keith Richards, como el papá de Jack Sparrow, y Judi Dench en un cameo. 
La nota de la belleza la destacan las sirenas, con la modelo internacional Gemma Ward y la argentina Jorgelina Airaldi durante la llegada a la isla donde encuentra su ritmo narrativo.
El film no mejora hasta la mitad por la torpeza de su director Marshall en las escenas de acción con primeros planos donde el espectador pierde la noción de lo que está pasando al parecer tener más el impacto que comprender lo que pasa, sea con un guión que perfila el mismo equipo de guionistas, lo que explica el fenómeno de sus fieles seguidores en este género al pretender no dejar que el espectador se mueva clavado en su butaca hasta el final donde se agregó una escena de 40 segundos que daría el anticipo a la quinta saga.
Se entiende que la próxima saga deberá torcer el rumbo del barco con un golpe de timón necesario de los piratas para no quedar rondando en el mismo círculo en su próxima versión.

viernes, 13 de mayo de 2011

Woody Allen en "Que la cosa funcione"

Dirección y guión; Woody Allen

Fotografía; Harris Savides
Edición; Alisa Lepselter
Diseño de producción; Ellen Christiansen
Elenco; Larry David, Evan Rachel Wood, Patricia Clarkson, Henry Cavill, Ed Begley Jr, Conleth Hill y Michael McKean.
EE.UU 2009, Duración 92 minutos.
Después de estrenar en Cannes su último film Midnight in Paris rodado en la Ciudad Luz con figuras locales importantes (Marion Cotillard, Léa Seydoux y Carla Bruni), donde propone un vuelco en su filmografía con una historia nostálgica revisionista que surge de un viejo amor por el cine francés y su ciudad al conseguir salir de su entorno neoyorkino.
Pero en la filmografía de Woody Allen abundan los amores entre hombres maduros y jovencitas que lo retrotraen a sus obsesiones de Manhattan con su humor y con frescura en una nueva mirada de indagación fílmica en "Que la cosa funcione" (Whatever works), donde en tono armonioso y con un soplo de optimismo en la vida azarosa, cualquier amor puede definirse en felicidad siempre que lo que se entrega vuelva a recibirse así como que la cosa funcione.
Así el guión de Allen que fue escrito en la década del setenta para el actor comediante Zero Mostel que no consiguió hacerlo por fallecer en 1977 y ahora el papel de Boris Yellnicoff, un físico gruñon que nada le viene bien por obsesivo y pedante se gana la vida enseñando ajedrez a maltratados alumnos.
La elección de Larry David en su personaje de Boris es correcta por su minuciosa composición al representar el alter ego de Allen, por la convicción o rechazo que el personaje produzca en una reunión de amigos, donde le habla al espectador en primer plano como el único que vé el cuadro entero del film, al protagonista devenir de genio frustrado en su matrimonio con algún intento de suicidio, pero un día la vuelta de la vida lo enfrenta de forma fortuita a una chica llegada de Missisippi (Evan Rachel Wood) ingenua y algo ignorante, pero muy encantadora y viváz, le solicita estar un tiempo en su casa hasta conseguir trabajo. Contrario a lo que pueda suponerse el hombre se niega porque es un solitario empedernido pero acepta al fin cuando se convierte en su profesor, lo cuál ella aprovecha incorporar todas sus enseñanzas que se van transformando poco a poco en afecto, ya que su sabiduría le provoca admiración. 
Al poco tiempo todo se vuelve reiterativo pero con escenas graciosas de la protagonista (Evan) al consiguir apoderase de la acción cuándo irrumpen imprevistamente en la casa sus padres divorciados al visitarla (Patricia Clarkson y Edy Begley Jr.) impulsan una compulsa para desemascararse entre sí asumiendo sus verdaderas pesonalidades, y adoptar algunos inesperados cambios en la pareja con tacto y humor donde el resto del elenco se contagia como tantas otras veces lo consigue su director al darse el gusto de premiar sus personajes manejados por el designio del azar.