miércoles, 16 de febrero de 2011

"127 horas", de alta tensión por sobrevivir

La obsesión es filmar el impulso vital del realismo extremo que lleva a las personas a tomar decisiones drásticas con el propósito de dejar atrás la adversidad que le toca enfrentar.
En el film "127 horas" es una experiencia angustiante y tensa para el espectador, el protagonista James Franco que será uno de los maestros de ceremonia en la entrega de los Oscar Award 2011 a lo largo de 4 horas de fiesta en el Teatro Kodak, tendrá como escenario real la película que lo cuenta como un experimentado montañista personificando a Aron Ralston al quedar atrapado en abril del 2003 entre paredes rocosas en montañas del estado de Utah, un inóspito lugar que se caracteriza por formaciones de cañones montañosos.
El director británico Danny Boyle que se consagró hace poco más de 3 años por su trabajo en Slumdog Millonaeire (Quieres ser millonario..?), reconoció en su momento el sorprendente triunfo de su film cuándo mostró la miseria de los barrios paupérrimos de Bombay frente al galmour que ofrece Hollywood.
Ya nadie duda que, de los primeros escarceos hacia el Oscar que tenía 127 horas para ganar, ahora los expertos en pronósticos incluyen a éste film con posibilidades nulas de aspirar al trofeo, a pesar de tener el soporte del músico indio A.R.Rahman de su exitoso film anterior y ahora nominado por la excepcional música para 127 horas, y que también se alcanza a recordar otros films similares en el tema como "Naúfragos" con Tom Hanks en la experiencia de un moderno Robinson Crusoe viviendo en una isla, ó de "Enterrado" la más reciente experiencia de un personaje encerrado en un ataúd bajo tierra intenta escapar del interior.
Raldson acostumbrado a hacer recorridos en montain bike en soledad alcanza ribetes de gran dramatismo ante la imposibilidad de solicitar ayuda al quedar atrapado e inmovilizado por una enorme piedra entre el filo de las paredes rocosas, donde tuvo que permanecer 5 dias alimentándose de su propia orina, hasta conseguir liberarse con un alto costo de automutilación.
Boyle no busca el efectismo del momento extremo ni la crónica de un hombre solitario aislado que busca reencontrase a sí mismo, o mostrar la soledad del paisaje recorrido en bicicleta, sino una historia de alguien que trata de conectarse con el mundo, sus amigos y familia sea fructifera pero ésta termina como una trágica consecuencia de la vida.

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